Desde mi
choza, 24 de diciembre de 2016
La mañana es
bonita, un sol acariciante baña la parcela. Hoy demoré dentro del saco de
dormir hasta que el sol entró a través de un resquicio de la hiedra en mi
choza. En el duermevela del amanecer acaricié algunos cuerpos bonitos de mujer, después hice un poco gimnasia en el bosquecillo de acacias; mientras tanto algunos carboneros y gorriones bajaron a desayunar sus pipas en el comedero frente a la choza. Desayuné y tras cepillarme
los dientes bajé a la zona sur de la parcela para poner en marcha el
cortacésped. La hierba y las hojas del otoño iban desapareciendo dejando un
trazo alfombrado de verde a mis espaldas. El acto de cortar el césped propicia
mis reflexiones matinales. Hoy le ha tocado a Podemos. Ayer me había ido a la
cama con un regusto amargo, no resistí la tentación de enviar a Espinar un tuit
ironizando su pretendida unidad del partido después de dar una patada en el
culo a José Manuel López; también envié otro a José García Molina, el
secretario de Castilla la Mancha que días atrás hablaba sobre los que sobran en
Podemos, el partido de la gente donde la mitad de ellos parecen sobrar. Si no
fuera porque pasaban de las dos y media de la madrugada habría descargado mi
enfado con otros dirigidos a Monedero, Iglesias y una larga lista de dirigentes
que, ciegos como nunca han podido estar dirigentes políticos, están empezando a
cargarse lo que la ilusión de miles y miles de españoles habían empezado a
construir en estos dos últimos años.
Con estas
cosas iba yo en la cabeza mientras el cortacésped hacía monótonamente su
trabajo. Me daba lástima que la gran capacidad de Iglesias y sus compañeros
para aglutinar en torno a una palabra tanta ilusión de futuro, a estas alturas,
convertida en una obsesión por transformar el partido en un apéndice de sus
propias y exclusivas ideas, convertida en un afán irrefrenable de imponer su
persona al resto del personal, estuviera empezando a socavar las más
elementales normas del buen hacer entre personas de buena voluntad. A estas
alturas su estrategia cada vez se parece más y más a ese personaje de Susana
Díaz rodeada por la cohorte de la Gestora y sus "barones" de
pacotilla. El fanatismo con el que han defendido a Espinar negando la
inmoralidad con que este se lucró -con el dinero de todos-, y sus consiguientes
desbarres (dramático fue aquel tuit contra Cayo Lara acusándole de miserable
moral porque éste había tuiteado con mucha coherencia lo siguiente: "Especular
es especular. Y hacerlo con una vivienda protegida es especular, lo diga
Agamenón o su porquero."); el fanatismo con que han defendido estas
semanas una injusta y nada proporcional forma de votar en el próximo congreso
(ya me dirán ellos cómo van a defender ahora su denostada esa proporcionalidad
que han pedido siempre a gritos en las Elecciones Generales del Estado).
Esa
expresión, miseria moral, me tintinea en la cabeza mientras arrastro el cortacésped
entre el prado de las acacias donde las azaleas, las cañas índicas, un
membrillero y un madroño desperezan al sol de la mañana. ¿No hay algo de
miseria moral en unos dirigentes que haciendo uso de miles y miles de melifluos
y demagógicos tuits y declaraciones a la prensa pretenden hacernos comulgar con
piedras de molino con un sistema electoral hecho a la medida de ellos mismos? Propongamos
un sistema electoral que consolide a toda costa nuestra hegemonía, que nadie
nos haga sombra. Eso dicen a voces las propuestas de Iglesias y Monedero (sí,
un Monedero poeta y lúcido al que admiraba y al que ahora se le ve
descaradamente ya el plumero. Más vale haberlo comprendido a tiempo, no vaya a
ser que nos la dejemos pegar como hace décadas por el tándem Felipe González-Guerra).
La obsesión
por el poder, la obsesión por imponer las propias ideas contra viento y marea,
el chantaje anunciado de Iglesias de renunciar a esto o lo otro pueden estar preludiando ya mismo las mismas
enfermedades que han aquejado a todos aquellos que diciendo querer apoyarse en
la gente lo que hacen es utilizar a la gente para intentar conseguir objetivos
que más parecen propios que ajenos, por mucho que fueran destinados al bien común.
El blablabla tuitero, en donde Echenique ha empezado a mostrarse también tan
brillante como anacrónico es a estas alturas desmoralizante.
Me jode
escribir todo esto, me jode porque estaba empapado de Podemos hasta la médula
de los huesos y porque veía en ellos la única
esperanza para este país de mangantes y fascistas edulcorados, y estoy
empezando a darme cuenta de cómo gente capaz y bienintencionada, aupada por la
fama y el prestigio social pueden convertirse, a través, eso sí del voto
conseguido de mala manera (ya los querría yo haber visto, si fueran honestos, proporcionándonos
un gráfico comparativo de su sistema Desborda en relación con otras tendencias
y con las del propio Estado) en paladines de una nueva política que en poco o
nada difieren de la del PSOE o el PP. Rajoy pone toda la carne en el asador
para seguir gobernando en este país; Iglesias y los suyos, con Monedero a la
cabeza, hacen lo propio intentando ganar espacio político con las mismas mañas
de aquel fatídico bipartidismo que tanto criticaron.
Nos estáis
jodiendo, estáis jodiendo el espíritu del 15M. Casta sin corbata, pero casta;
casta de nuevo cuño, aquella que quiere anular las otras voces en vez de
integrarlas en justa proporcionalidad. Probablemente, pienso, vuestro
neolenguaje, vuestras matrículas y vuestros méritos académicos pudieran atajar
algunas de estas consideraciones con conceptos y palabras que acaso no pudiera
comprender totalmente, acaso; pero ya que parece que la gente parece ser
vuestro sostén y razón de hacer política, tenedlo en cuenta; yo y muchos como
yo somos gente, parte de esa gente a la que pretendéis representar. Os estáis
equivocando de parte a parte; o integráis a "los otros" y asumís la
representación proporcional que os corresponde o esto se va al garete. Sería
lastimoso que nuestros hijos, nuestros nietos pudieran referirse a Podemos como
esa esperanza frustrada que brotó a mitad de la segunda década de este siglo.
Veo algo parecido, al final acaba siendo una máquina engrasada como el resto de los partidos con su aparato organizativo, el ideario, el concepto social, las ganas de cambiar de la gente, poco a poco se va difuminando cuando van viendo la reconversión del grupo organizador.
ResponderEliminarPara que un partido se consolide hace falta que aguanten los dirigentes y los simpatizantes, y habrían de durar muchas veces cuatro.No hay ilusión que con la realidad no se desvanezca,ni realidad que sin desilusión crezca.
ResponderEliminarYo no voté no a Podemos ni a nadie. Tanto desaforado reclamo me hacía desconfiar, falta de humildad, exceso de seguridad que me hacía recordar más la temeridad que la valentía. Nos falta mucho ponernos en la piel de los demás.
Tenía la esperanza de que Podemos fuera no ya un partido que nos llevara a una mejor situación, sino más bien que con sus tropiezos llevara a la gente de la calle a entender los entresijos de la politica y de los problemas reales de nuestra sociedad, y se les pudiera entender a ellos y ya de paso a los demás políticos, y apoyarles y quien sabe si desde ahí se pudiera crear una sociedad más participativa y más consciente. Pero no, preferimos desconfiar, criticar para así poder decir que son ellos los que se han vuelto feos mientras nosotros aún somos los más guapos y certeros.
Nos movemos demasiado por el interés y la conveniencia, hace falta confianza, constancia y humildad. Sin ello siempre caeremos en la política del reproche y del charloteo, y hace falta trabajo, que nos mantenga la ilusión en el tiempo y no una desilusión paralizante que nos lleve a la cómoda situación de pensar que el problema no es nuestro.
Debería estar en nuestras manos controlar los errores de los salvapatrias. Creo que las redes, con nuestra pequeña aportación, pueden servir para actuar de corrector dejando ver que los manejos de todo tipo cada vez tienen menos cabida en una comunidad a la que no tienen el derecho de arrebatar la ilusión.
ResponderEliminarUna pena para muchos, politicos como pudimos deleitarnos los que vivimos inmediatamente despues del 75 no creo que se repitan. Politicos limpios. En estos momentos contados con los dedos de una mano.
ResponderEliminarPor cierto amigo mio, te deseo un feliz y prospero año nuevo. Espero seguir deleitandome con tus viajes y escritos. Un fuerte abrazo para ti y para Victoria.
ResponderEliminarUna pena para muchos, politicos como pudimos deleitarnos los que vivimos inmediatamente despues del 75 no creo que se repitan. Politicos limpios. En estos momentos contados con los dedos de una mano.
ResponderEliminarDe todos modos, el cuadro político ha cambiado mucho. Yo tengo esperanzas de que no se deteriore la ilusión que ha engendrado Podemos estos últimos años.
ResponderEliminarFeliz año, Montse.